A menos que cosechemos las frutas y verduras que consumimos, y comamos solo carne de animales criados por nosotros, nunca sabremos si nuestro propio alimento es 100% saludable. El mercado del alimento para mascotas se ubica en un horizonte más sombrío aún. No hay dinero ni tiempo para que la comunidad científica dedique valiosas décadas de estudio para determinar a ciencia cierta qué deberían, y qué no deberían, comer nuestras mascotas.
Cuando domesticamos al gato y el perro y los metimos a nuestras casas, trajimos con ellos la responsabilidad moral de darles una vida digna. ¿Cómo hacerlo si no podemos garantizarles una nutrición biológicamente apropiada? ¿es posible suplir lo que comerían en la naturaleza? Tomar como norte el hecho de que un gato sea un carnívoro estricto no significa que lo único que debe consumir es proteína animal. No es tan sencillo. Después de todo, un gato salvaje que caza a un roedor en el bosque, consume también lo que él lleva en el estómago, o por lo menos los nutrientes derivados de ello. La dieta de la presa forma parte de la dieta del cazador. Es un ciclo ineludible. Sin embargo, esto no significa que la proteína vegetal y los granos puedan tener una presencia exponencial en el alimento de tu gato.
En este sentido, podemos inferir que es importante asegurarnos que el alimento de nuestro felino tenga un porcentaje importante de ingredientes de origen animal. Para eso, debemos fijarnos en los ingredientes detallados en el empaque, que están en orden decreciente: el componente con más presencia encabeza la lista, y el más escaso la termina. Por eso tenemos que poner especial atención a los primeros tres ingredientes. Decir “carne” es insuficiente, se debe especificar si se trata de pollo, salmón, cordero, etc. Pero también existe un amplio espectro en cuando a la calidad de los componentes. No es lo mismo decir pollo a pollo entero, pollo deshuesado, pollo fresco, pollo deshidratado, grasa de pollo, proteína de pollo, hidrolizado de pollo, hidrolizado de vísceras de pollo, harina de pollo, harina de vísceras de pollo, harina de subproducto de pollo, etc. La elección de esta nomenclatura no es casual. Además, hay que ser especialmente cuidadosos con el “subproducto”. Se trata de un insumo secundario, menos valioso o incluso un residuo de otro proceso de producción. Ojo, un residuo no es necesariamente un desecho. Sin embargo, en comidas de mala calidad podríamos estar hablando de plumas, uñas, etc. No siempre es así, pero la falta de detalle en el origen genera suspicacias.
Si no podemos acceder a un alimento de calidad superior, con tres ingredientes de origen animal a la cabeza, ¿es el fin del mundo?. No necesariamente, pero lo ideal es que por lo menos el ingrediente principal sea carne, y de calidad medianamente alta. Después debemos tener cuidado de no tener un exceso de carbohidratos, harinas y granos. Que nuestros gatos consuman un exceso de productos para los cuales su organismo no está especializado puede generar efectos perjudiciales que van desde alergias (frecuentes con la soya) hasta fallas orgánicas (frecuente en los riñones). Los alimentos libres de granos pueden ser una buena elección, siempre y cuando no se descuide la carne dentro de los ingredientes principales, y no haya exceso de otros carbohidratos.
También hay que considerar otros factores, como el porcentaje de proteína, grasa y humedad. La proteína debe oscilar entre el 25% y 40%. Sin embargo, podríamos ir más allá y buscar valores específicos para los requerimientos especiales de algunas razas. Por ejemplo, una raza muy activa como el bengal, podría beneficiarse de un nivel de proteína más alto. Razas sin pelo, sensibles a las bajas temperaturas, como el sphynx y el peterbald; podrían sacarle provecho a una mayor proporción de grasa. Recibir comida con bajo porcentaje de humedad resulta perjudicial; es recomendable complementar el alimento deshidratado con comida húmeda ojalá más de tres veces a la semana.
Otro factor a tomar en cuenta es el tipo y cantidad de aditivos. Existen una preocupación no menor sobre los efectos negativos de algunos químicos utilizados en el procesamiento del alimento. Algunos de los antioxidantes sintéticos o conservantes más controversiales son el Terbutil Hidroquinona (TBHQ o E319), Hidroxianisol Butilado (BHA o E320), Hidroxitolueno Butilado (BHT o E321), Etoxiquina (EQ o E324). Entre otras cosas, se les acusa de ser potencialmente cancerígenos si se consumen en concentraciones más o menos altas y/o durante un tiempo prolongado. Algunos de ellos se han prohibido en Australia, Canadá, Japón y algunos países de Europa; en otros, como Estados Unidos, solo han restringido su uso a ciertos límites establecidos por ley. Pero, aunque el alimento que hemos elegido tenga una concentración muy baja de estos antioxidantes, nuestra mascota recibe esa dosis a diario, durante toda su vida. Sería prudente evitar cualquiera de estos componentes; sin embargo, otros alimentos pueden contener otros aditivos potencialmente peligrosos pero menos conocidos.
Finalmente es importante no dejarse llevar por las etiquetas. Están muy de moda los productos naturales, orgánicos, holísticos y similares; pero no nos quedemos con el marketing, vayamos más allá. Un producto con la etiqueta de “natural” no significa necesariamente que sus ingredientes no hayan pasado por procesos que los modifiquen. El título “orgánico” solo garantiza que cierto porcentaje sea verdaderamente orgánico. Holístico es un concepto más etéreo incluso, aunque prometen ingredientes no artificiales y no modificados genéticamente. Pero evadir y rastrear la presencia de transgénicos es una tarea más que difícil incluso en la industria alimentaria humana.
Hemos recopilado los ingredientes, la información nutricional y precios (en pesos chilenos y su equivalente en dólares) de 36 variedades de alimentos comercializados en Chile y otros países de Latinoamérica; para que puedas escoger el más adecuado para tu felino, de acuerdo a tus posibilidades. Todos los alimentos en la lista son de calidad media-alta.
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